De la misma manera que existen los cazatesoros o los cazatornados,
nosotros nos hemos convertido en la mañana de hoy lunes en
“cazaterremotos”. Con la finalización de los barridos acústicos
en torno a la Restinga (El Hierro), nos hemos desplazado al norte de
la isla, al extremo occidental donde se sitúa el Faro de
Orchilla, para continuar con nuestras prospecciones de los fondos
marinos en busca de cualquier anomalías geomorfológica que se pueda
relacionar con la actividad endógena de la Litosfera.
Laboratorio de acústica submarina atendido por el especialista en Hidrografía Juan Manzano (IHM) y en Oceanografía Nieves López (IEO) |
Es precisamente esta zona la más castigada por los seísmos que se
vienen sucediendo durante los últimos días, a tenor de la
información proporcionada por el Instituto Geográfico Nacional. La
magnífica información que introduce en continuo esta institución,
permite observar una lenta migración de los focos sísmicos hacia el
oeste, desplazándose desde la zona del Golfo hacia el extremo
noroccidental de la isla.
Con esta información, y en la confianza de que podríamos encontrar
algún rasgo que nos indicara alguna alteración de la geomorfología
de fondo marino en la zona, diseñamos una malla de barridos
geoacústicos que nos permita alumbrar alguna conclusión al
respecto. Para ello contamos con una de las mejores unidades de la
flota oceanográfica del IEO, el B/O Ramón Margalef, que inició sus
navegaciones precisamente en aguas de El Hierro, con ocasión del
episodio volcánico submarino del año 2011. El equipamiento
cientifico constituido por las mejores sondas acústicas permite
realizar investigaciones cientificas de muy alta resolución. La
minuciosidad con la que podemos observar el fondo marino es
verdaderamente espectacular. Los rasgos de cada uno de los relieves
sobre los que navega el buque, quedan perfectamente dibujados en
nuestras pantallas gráficas y se almacenan en soportes digitales en
los potentes ordenadores con los que cuenta el buque.
Pero no es menor la importancia que supone tener el cuerpo bien
alimentado para así poder mantener un ritmo de trabajo estresante.
Son muchas las horas que pasamos al día trabajando intensamente. La
actividad no cesa en las 24 horas que tiene el día. Los turnos de
trabajo se sustituyen unos a otros de manera natural, pero no hay
quien quiera retirarse a sus camarotes o a las zonas comunes para
abstraerse con alguna otra ocupación o distraerse en el ocio más
soporífero con el que uno se quiera distraer. ¡Que va!..., los
cientificos mantienen su posición en los laboratorios y lo único
que traspasan al siguiente turno es la responsabilidad de la
ejecución de las tareas que el Jefe de Campaña, Eugenio Fraile, les
hubiera encomendado. De esta forma, los investigadores se van a
decansar cuando el cuerpo ya no da más de sí.
Pero para sostener este consumo de energía necesitamos el fuel que
haga funcionar nuestras máquinas humanas. Para ello tenemos a bordo
uno de los mejores gourmets de los que existen en el mundo. El
magistral Antonio Fernández que está asistido por el no menos
acreditado Raúl Baeza. Ya son viejos conocidos nuestros y con ellos
hemos hecho más de una navegación a bordo de diferentes buques
oceanográficos. Su buen hacer entre los fogones nos permite
disfrutar de una alta cocina a bordo, una cocina de categoría que
nos sorprende cada día, cada vez que llega la hora del almuerzo o de
la cena. Los olores que invaden el buque desde primera hora de la
mañana -no hay que olvidar que el primer turno del almuerzo es a las
11:00 horas, y para entonces ya hay que tener los servicios
eleborados-, nos hacen segregar los jugos gástricos en cantidades
industriales. En los días que llevamos a bordo en esta campaña
oceanográfica le he visto cocinar tres recetas ideadas por el propio
Antonio que hubieran hecho las delicias de cualquier comensal
exigente de los que visitan los más reconocidos restaurantes regidos
por los cocineros tan renombrados a lo largo de la geografía
española. Recuerdo las berengenas con migas de rape y salsa cremosa
con fumé de pescado, que tuvo tanto éxito que la fuente en la que
se sirvió quedó limpia como una patena después de haber pasado por
la mesa que comparten cientificos y tripulantes. No se quedó atrás
el cordero lechal cocinado con una salsa de pimientos de piquillo y
brotes de cebollino aderezada con vino de Rueda, que me causó tal
impresión que me tuvieron que separar de la fuente entre tres
personas después de haberme servido en repetidas ocasiones. Quedé
poseido por sus aromas y sabores. Ya os digo, así sacamos fuerza de
flaqueza en todo momento.
En el momento en el que escribo esta crónica estamos finalizando los
barridos y es muy aventurado adelantar alguna conclusión definitiva.
Lo que si podemos decir es que hemos cubierto la práctica totalidad
de la zona donde se concentran los principales epicentros de los tres
últimos días, precisamente los que mayor magnitud han alcanzado y
que más han alarmado la población. Los especialistas del Instituto
Hidrográfico de la Marina son los encargados de procesar los datos
que hemos adquirido y validar los resultados atendiendo a las más
estrictas normas hidrográficas internacionales.
El especialista en Hidrografia F. Javier Monroy se afana en tener disponible rápidamente el procesado de los datos batimétricos de los que se encarga.
Por delante nos queda indagar la naturaleza de los flujos
hidrotermales enriquecidos con componentes disueltos en las aguas que
circulan por las capas superiores de la corteza oceánica y que
encuentran alguna via de escape a través de los puntos de mayor
fragilidad de la superficie del océano. Su naturaleza y el impacto
que tienen en el ecosistema pelágico constituye la sustancia de
nuestro proyecto de investigación cientifica VULCANO. No se nos ocualta la
dificultad de localizar estas estructuras que se generan en la
columna de agua y de las que esperamos que se manifiesten mientras
estemos a bordo.
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El Jefe de Campaña, Eugenio Fraile, atiende a los periodistas de Antena 3 TV antes de nuestra salida a la mar en el puerto de Tenerife. |
Mañana os contaremos como seguimos viviendo la emoción de sentir
que la Tierra tiene vida en su interior y que nos lo recuerda con
episodios en l,os que se libera gran cantidad de energía endógena.
Es el Planeta en el que vivimos y debemos acostumbrarnos a que no va
a ser nunca todo los estable y tranquilo como nosotros deseamos. El
Paneta tiene su vida interior y no se puede evitar, solamente podemos
esforzarnos para conocerlo mejor y poder prevenir los riesgos que sus
episodios catasgróficos pueda ocasionar.
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