24 de abril de 2012

Espectacular pradera de esponjas en el abismo submarino gaditano

La oscuridad de los fondos más profundos del Golfo de Cádiz nos sigue sorprendiendo por la singularidad de los ecosistemas que esconde (ver DIARIO DE CAMPAÑA). Ninguno de nosotros podía esperar que delante del VOR APHIA 2012 apareciera semejante campo de esponjas paciendo tranquilamente en la oscuridad del día y de la noche. Aferradas al sustrato marino fangoso, soportando la fuerza de las corrientes de agua que expulsa el Estrecho de Gibraltar, se encuentra este denso campo de esponjas de la especie Pheronema carpenteri a una profundidad media de unos 1000 metros. La explicación que encontramos a este fenómeno la encontramos en el hecho de que las corrientes acarrean una importante cantidad de materia orgánica en suspensión que sirve de alimento a estos poríferos.
Ejemplar de Pheronema recuperado en la campaña INDEMARES/CHICA 0211 en la zona del caladero del Laberinto. Es esta misma especie la que forma los densos campos en aguas mucho más profundas y que tanta sorpresa nos ha causado. Las condiciones ambientales en los lugares en los que hemos detectado su presencia, son similares en cuanto a intensidad de la corriente y alimento disponible transportado en la capa de agua más próxima al suelo marino.


Se ha descrito un fenómeno similar en Porcupine Seabight (NE del Océano Atlántico) en unas condiciones similares a las que hemos encontrado en el Golfo de Cádiz, en el entorno del volcán de fango San Petersburgo. La diferencia sustancial entre aquel caso y el que nosotros hemos descubierto, estriba en la densidad de la población. En Porcupine se cita 1.5 ejemplares por metro cuadrado, mientras que en el campo gaditano submarino se concentran, según las estimaciones de visu realizadas sobre las grabaciones de video y fotografías, en una proporción que oscila entre dos y tres esponjas por metro cuadrado, o incluso superior en algunas ocasiones.

Hemos extraído una muestra del material resuspendido y nos ha causado todavía mayor sorpresa. Se compone, básicamente, de detritus procedente del Mar Mediterráneo. Un auténtico flujo de energía biótica que sostiene a estas extensas y densas praderas de especies filtradoras. Entre los componentes del detritus hemos observado agregados microscópicos de restos de algas, poliquetos, ophiuras, etc., pero sobre todo lo que interpretamos como correspondiente al alga Gelidium. Todo un descubrimiento que nos obliga a reinterpretar el papel que desempeñan los flujos más meridionales de la corriente profunda mediterránea.

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