18 de diciembre de 2010

Biodiversidad Marina en el Diario de Cádiz

¿Cuanta biodiversidad hay en el Golfo de Cádiz? A esta pregunta los cientificos no podemos dar una respuesta concreta ni, por supuesto, exacta. Se han conseguido algunos avances muy sustanciales en diversos hábitats y ecosistemas, particularmente de aquellos que se localizan en el dominio litoral (inter e infralitoral), del mismo modo que sabemos bastante sobre las especies que habitan en los caladeros de pesca. Sin embargo, esta información cientifica está bastante sesgada por causa del metodo aplicado para la obtención de datos. Estos datos se han obtenido, fundamentalmente, con artes de arrastre demersal (ver foto adjunta), estrategia justificada por el contexto operativo en el que se han desenvuelto las campañas de investigación marina que han proporcionado los datos.

El impulso que ha dado, recientemente, el Proyecto INDEMARES, cofinanciado por el Instituto Español de Oceanografía y la Comisión Europea (Proyecto LIFE+), y gestionado por la Fundación Biodiversidad, en el estudio del Golfo de Cádiz, ha permitido incrementar nuestro conocimiento sobre determinados hábitats, y los ecosistemas que acogen, relacionados con la expulsion de fluidos cargados en hidrocarburos. La revisión de las bases de datos de recursos vivos existentes en el IEO y la realización de nuevos muestreos con técnicas bentónicas, han puesto de manifiesto la existencia de una rica biodiversidad que puede determinar un cambio en la gestión de usos que se viene desarrollando en algunas zonas del Golfo de Cádiz.
Maniobra de izado del arte de pesca de arrastre

Las dificultades por las que pasa el sector pesquero en el Golfo, tanto en las pesquerías de bivalvos (como el caso de la chirla, noticia casi cotidiana en el Diario de Cádiz), como en la de crustáceos, asi como, en las de túnidos y especies afines, ponen de manifiesto el fuerte estrés al que se ve sometida la zona. No es solamente la actividad extractiva la causante de este estrés, pues son muchas otras actividades las que, presumiblemente, están dando al traste con la diversidad biologica en la zona, con evidente riesgo de destrucción de hábitats fundamentales. El ruido marino generado por la intensa circulación de buques afecta a numerosas especies de mamiferos y tortugas marinas, los numerosos tendidos de cables submarinos, tuberías y todo tipo de estructuras depositadas sobre el fondo marino son un peligro para los hábitats que resultan extremadamente sensibles a estas actividades, ...etc, constituyen, todos juntos, una auténtica presión sobre los ecosistemas que deterioran el medio ambiente marino.

Decir a estas alturas de la vida que el medio ambiente marino y su biodiversidad son esenciales para el desarrollo de la vida en el Planeta, es una obviedad, sin embargo, conviene recordar de vez en cuando este tipo de obviedades y meditar durante un rato el tipo de acciones o actitudes que podemos adoptar, individual o colectivamente, para facilitar la protección de los ecosistemas marinos y de las especies que viven en ellos. Podemos pues plantearnos nuestra función social en la salvaguarda de las especies que habitualmente no vemos, sencillamente porque habitan en el fondo del mar, y que cuando las vemos están encima de los puestos del mercado o en las marisquerias. Entonces, no pensamos en el rastro de destrucción que han dejado a sus espaldas y que nosotros ayudamos a producir si no nos convertimos en consumidores responsables.

Estas cuestiones son las que discute, de manera sucinta, el investigador Dr. Díaz-del-Río del grupo GEMAR, en las páginas del Diario de Cádiz.

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