21 de mayo de 2014

Las protestas contra las prospecciones petrolíferas marinas en España

Recientemente la FECYT (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología) ha recogido la opinión de algunos científicos de diversas instituciones del Estado y de ONGs, en relación con la aparente alarma social que ha generado la solicitud de permisos de exploración de recursos energéticos en el mar Mediterráneo, en zonas que se encuentran aguas afuera de las islas Baleares y de la costa valenciana y catalana. Las movilizaciones de diversos colectivos sociales ha animado los contenidos de todos los tabloides, impresos y digitales, teniendo un gran impacto en las redes sociales (Facebook y Twitter, principalmente), lo cual ha incrementado el eco social que ha producido la propuesta de exploración geoacústica marina que ha gestionado el Gobierno de España.
Rosario de cañones de aire desplegados sobre la cubierta del buque prospector que constituyen la fuente energética que permite realizar los barridos geoacústicos del fondo marino
     
       
Uno de los científicos entrevistados ha sido el Dr. Víctor Díaz del Río Español, perteneciente al Grupo de Geociencias Marinas del Instituto Español de Oceanografía, cuya experiencia en la propia prospección geofísica y en el análisis de los estudios de impacto ambiental de las exploraciones de recursos energéticos, le permite tener una documentada perspectiva del escenario técnico que ha dado pie a la mencionada contestación social. La pregunta que se hace la periodista de la FECYT sobre la solidez de las argumentaciones que mueven a los colectivos sociales a emprender sus acciones y que han manifestado públicamente sus posiciones al respecto, puede ser mejor entendida si se conocen las respuestas que el Dr. Díaz del Río ha dado a cada una de las preguntas que se le han trasladado. 

1. ¿Qué peculiaridades tienen los fondos marinos de las islas españolas que las hacen previsiblemente ricas en fuentes de energía como petróleo o gas?
La existencia de recursos energéticos bajo el fondo marino no es peculiaridad exclusiva de las islas, si no del contexto geológico en el que se emplazan las islas. La condición insular de un relieve continental la imprime la posición del nivel del mar, de forma que una isla puede dejar de serlo en el momento en el que se modifique dicho nivel. En el caso de las islas Baleares, que es el que ahora atrae la atención de los medios de comunicación, hay que buscar dichas peculiaridades en el contexto de la evolución que ha tenido el extremo bético oriental, lugar en el que se emplaza el promontorio balear y que le vincula a la geología del propio conjunto bético. Es así como se puede llegar a entender que los fondos marinos que interesan, a los efectos de las exploraciones de recursos energéticos, no se relacionan con la condición insular de las Baleares, si no con la condición bética que tiene su naturaleza geológica. Es precisamente la evolución geológica la que determina que los recursos energéticos queden atrapados en las rocas profundas de la corteza continental, con independencia de que en superficie haya o no islas. Por ello, no se puede establecer una relación directa entre la presencia de islas y la existencia de recursos energéticos en sus inmediaciones. Ni tan siquiera es comparable el caso de los recursos potencialmente explotables del entorno a las islas Canarias y los próximos a las islas Baleares.


2. ¿Existe una distancia adecuada de las islas y a la península para realizar las prospecciones? 
La distancia a la costa está determinada por la extensión de los campos que se han de explorar y por las recomendaciones que se señalen en la Declaración de Impacto Ambiental. Cada exploración tiene sus peculiaridades y no existe un criterio general que gobierne esta cuestión, puesto que, el hecho principal es la ubicación de los depósitos presumiblemente explotables. De todas formas, las exploraciones que se van a realizar en el área mediterránea circundante a las islas Baleares y frente al Golfo de Valencia, no tienen por qué afectar a las costas; en primer lugar, porque se realizarán más allá de la línea de horizonte perceptible desde la costa (unas 6 millas), con lo que visualmente no se percibirán. Pero tampoco tienen por qué afectar a los recursos socioeconómicos que existan en la costa, ni tan siquiera a sus infraestructuras. Se trata de prospecciones acústicas cuyas emisiones sónicas se empiezan a disipar a pocos metros de distancia del buque que realiza la exploración. 

3. ¿Qué precauciones se deben tener en cuenta al hacerlas?
Quedarán reflejadas en la Declaración del Impacto Ambiental. Desde luego se pueden apuntar las más lógicas y razonables, como son todas aquellas medidas que puedan ayudar a proteger y conservar los valores naturales del espacio que se vaya a prospectar. Pero lo que no se puede olvidar son las normas de obligado cumplimiento que tienen que formar parte de la estrategia de exploración que las compañías concesionarias se comprometen a ejecutar, como por ejemplo, suspender las emisiones geoacústicas cuando se observen mamíferos marinos a una cierta distancia del buque operador. La supervisión de estas actividades in situ es muy recomendable, y garantiza que la actividad en la mar se realiza de manera apropiada.
          En esta materia, las propias empresas concesionarias deben de procurar atender a ese mercado medioambiental que es, al mismo tiempo, su propio colectivo de consumidores. Para ello sería conveniente que trasladasen a la sociedad una imagen corporativa vinculada al respeto y conservación de la Naturaleza, que no es incompatible con la exploración y explotación de los recursos naturales no vivos.

4. ¿Cómo se formaron los fondos marinos sobre los que se encuentran las Islas Baleares? ¿Cuál es su historia geológica?
Como es sabido, existen dos zonas preferentes para la inminente exploración de recursos energéticos: aguas afuera del Golfo de Valencia y el entorno a las islas Baleares. Ambos escenarios tienen, curiosamente, dos orígenes diferentes y muy complejos aunque, a lo largo de su evolución geológica reciente, han experimentado procesos similares. El Golfo de Valencia puede contextualizarse en la formación y posterior evolución de las cadenas ibérica y catalana, con la consiguiente formación de cuencas periféricas continentales que aportaron importantes cantidades de sedimento al mar. Por otra parte, el archipiélago balear se ha originado en conjunción con la cadena bética, en un proceso diferente y desvinculado del que constituyó las dos cadenas anteriormente citadas. 
          Frente al Golfo de Valencia, en la cuenca del mar Catalano-Balear, se desarrolla una profunda depresión, situada entre la Península Ibérica y el promontorio Balear. La influencia de los esfuerzos corticales extensionales durante el Mioceno (entre 10 y 20 millones de años, aproximadamente), la intensa fracturación y la subsidencia activa generalizada (una especie de hundimiento de los depósitos por efecto del peso de la carga acumulada con el paso del tiempo) han favorecido la formación de una roca almacén que pudo haber quedado sellada durante los acontecimientos de desecación que posteriormente afectaron al mar Mediterráneo. Un fenómeno parecido ocurrió al SE de las islas Baleares, zona que se fracturó en dos direcciones preferentes -fácilmente visibles en las rocas que forman las islas-, NE/SO y NO/SE, mientras que se elevaba todo el conjunto alpino. Se depositaron entonces ingentes cantidades de sedimento que alcanzaron hasta los 1000 m de espesor, favorecidas por una subsidencia rápida que terminó por sellar la roca madre de los recursos que ahora interesan. 

5. ¿Cuáles son las técnicas de exploración que existen actualmente?
La exploración consiste, única y exclusivamente, en la búsqueda de recursos energéticos. La técnica empleada es, fundamentalmente, una: geofísica, aunque sistemas de prospección hay varios (que están en función de las características de las ondas que generan). La prospección geofísica marina consiste en el empleo de diversas técnicas geoacústicas (2D y 3D), todas ellas indirectas y no intrusivas (utilizan el sonido como herramienta para penetrar en el sustrato marino), puesto que no llegan a alterar la naturaleza del fondo, permitiendo así interpretar la configuración del interior de la corteza terrestre. También posibilitan el estudio de la morfología del fondo marino y de los hábitats bentónicos (aquellas comunidades biológicas que habitan en el sustrato geológico). La intervención en la fase de exploración de grupos de investigación científica pluridisciplinar, permite realizar atinadas interpretaciones de los flujos de materia existente en el fondo marino y de los indicadores biofísicos de los hábitats y ecosistemas bentónicos que ocupen el espacio submarino objeto de interés. 

6. ¿Pueden conllevar sismos asociados? 
En la fase de exploración es imposible relacionar la existencia de sismos con los barridos geoacústicos. No hay argumentación, científicamente contrastada, que permita establecer relación alguna entre la actividad sísmica cortical y la emisión de pulsos desde un buque prospector. Esta actividad no altera la estructura del subsuelo. Siempre que se interviene en el subsuelo, en el supuesto de que se realice una explotación -fase posterior a la exploración y que todavía no se ha planteado en las actuaciones que se han propuesto recientemente para el Mediterráneo-, se producen desequilibrios en el conjunto de la corteza terrestre, aunque ello no implica, necesariamente, que tales alteraciones vayan a producir sismos de una cierta magnitud. 
          A mi entender, no parece lógico tener esta preocupación durante la fase de exploración geoacústica, durante la cual se investiga el subsuelo con métodos indirectos que permitan identificar la ubicación y cantidad de recurso disponible que se haya identificado en el subsuelo marino. Se puede dar la circunstancia de que el recurso (gas o petróleo) tenga un volumen que lo haga interesante para su explotación, pero puede también suceder que su composición geoquímica no sea de la calidad conveniente como para que su extracción sea rentable con vistas a su comercialización. Entonces se abandona el campo.

7. ¿Son técnicas invasivas o pueden llevarse a cabo sin alterar los ecosistemas?
Teóricamente, son inocuas para el ecosistema marino, pelágico y bentónico, siempre que se empleen, como así se hace, los rangos de frecuencia de emisión propios de la prospección geoacústica con fines exploratorios. A tenor de los estudios científicos realizados con especies en cautividad, se ha comprobado que cuando se les somete a emisiones de alta intensidad y potencia de forma continuada, sin que tengan posibilidad de alejarse del foco emisor, aparecen lesiones en diversos grados en función del tiempo transcurrido a la emisión, pudiendo llegar a ser letales en el transcurso de varios días de sometimiento a la emisión. 
          Pero no es menos cierto que no existen estudios específicos fiables realizados en el medio natural, centrados en el análisis del impacto que tienen dichos sistemas  sobre las especies marinas. Los pocos estudios que se conocen, científicamente evaluados, ponen de manifiesto la existencia de comportamientos muy diversos de las distintas especies ante las emisiones de ondas geoacústicas. La tónica general de todas ellas, aunque hay excepciones, es la de alejarse momentáneamente del foco emisor. Por esta razón, y como medida precautoria, se aplican rigurosos protocolos de actuación que, por ejemplo, obligan a la interrupción de la prospección  cuando se producen avistamientos de especies que podrían ser sensibles a los pulsos acústicos. De igual manera, la emisión geoacústica ha de realizarse incrementando la intensidad de la emisión lentamente, de manera que el pulso acústico se expanda por la columna de agua alejando a las especies nadadoras del foco emisor. ¿Qué sucede con las especies bentónicas, particularmente con las de costumbres sésiles? Los científicos no tenemos datos concretos sobre esta cuestión, sin embargo, y con el fin de dar cumplimiento a los protocolos precautorios, el desplazamiento del buque operador durante la prospección hace que el foco emisor se vaya trasladando continuamente de manera que el tren de ondas no impacte sobre las comunidades bentónicas el tiempo suficiente como para que pueda causar daños a dichas poblaciones.

8. Si me pudiera dar algún ejemplo de este tipo de explotaciones con similitudes a la que se plantea en Baleares.
El Golfo de Cádiz es un magnífico ejemplo de cómo las exploraciones geoacústicas de recursos energéticos pueden desembocar en grandes beneficios para la Sociedad, al tiempo que también ilustra el caso de que pueden ser desestimados por la menor enjundia del recurso o la falta de calidad del producto.  Resulta muy singular comprobar cómo frente a las costas de Huelva, en el entorno de Doñana, se ha explorado (exactamente con los mismos métodos que ahora se proponen), prospectado y explotado una importante cantidad de recursos energéticos existentes a una profundidad de la corteza similar a la que ahora se propone en Valencia y Baleares. La planta de producción y tratamiento de gas de Huelva continúa operando con grandes beneficios sociales y económicos y no plantea peligrosidad tangible, singularmente cuando se encuentra en una zona de mayor actividad sísmica que la mediterránea. Otros ejemplos los encontramos en el campo Casablanca, frente a las costas catalanas, que vienen explotando recursos energéticos desde hace decenios sin haber manifestado problemática alguna.
           No es ocioso recordar que los problemas de sismicidad que ocuparon mucho espacio en los medios de comunicación recientemente, derivaron de la actividad de reutilización de los pozos agotados  toda vez que su explotación había finalizado. Así que los sismos no se produjeron en la fase de exploración, ni en la de prospección ni en explotación. Los sismos se han generado cuando han tratado de inyectar gas en las rocas que ya habían sido vaciadas de recursos, lo que parece que reactivó algunas fallas que se habían ido acomodando lentamente a medida que se había ido produciendo la extracción de los recursos que hubiera encerrado.
          Desde mi punto de vista, resulta muy lógica la preocupación de los ciudadanos por este tipo de actividad relacionada con la exploración y posible explotación de los recursos energéticos fósiles, pues no en vano la sensibilidad ambiental de la humanidad ha permitido racionalizar el uso que estamos haciendo del Planeta y la repercusión que ello ha tenido en el medio ambiente. Pero no es menos cierto que esta preocupación ambiental podría amortiguarse, y así apaciguar a la población, con una mayor divulgación pedagógica de las acciones que se pretenden emprender, mostrando que todos los actores que forman parte de esta iniciativa tienen también una sensibilidad ambiental, al menos, similar a la que manifiesta la Sociedad. En este sentido, convendría que las propias compañías petrolíferas realizaran esfuerzos para mostrar sus enfoques ambientales, y las estrategias que han diseñado para hacerlas llegar a la población, en materia de exploración y aprovechamiento de los recursos no vivos. Comprobar su sensibilidad ambiental, que evidentemente han de tenerla, sería muy beneficioso para las propias empresas y para los ciudadanos que, a la postre, somos consumidores de sus productos derivados.
          No olvidemos que la utilización del fondo marino no se reduce, única y exclusivamente, a la extracción de gas y petróleo. Existen otros recursos energéticos (mareas y corrientes, p.e.) y minerales que ya se han comenzado a explotar en otras partes del mundo, y que muy pronto podrán ser objeto de interés para muchas empresas que fijarán sus objetivos en el medio marino que circunda nuestro territorio nacional.

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